Dos semanas atrás lo último que quería era competir de nuevo; física y anímicamente estaba por el suelo. El volver a la rutina de entrenar y trabajar me sirvió para dejar el IM Wisconsin en el pasado y recuperarme para el siguiente reto.
El compromiso era grande: representar al equipo y el proyecto en casa. Es decir, nada de ir a terminar por terminar, tocaba darlo todo, sin espacio para excusas. Así que con Jineth nos enfocamos en ejercicios mentales como la visualización y la relajación para ayudar al cuerpo que ya sabíamos no tenía el trabajo suficiente para un desafío como el que se venía.
Los días previos fueron muy tranquilos, definitivamente nada como competir en casa, los pronósticos del clima hablaban de tormentas y altas probabilidades de lluvia el día anterior así como durante la competencia, sin embargo el clima cambió drásticamente y lo que tuvimos que enfrentar los más de 2000 atletas fueron unos terribles 32 grados centígrados, con una sensación térmica de 40º con humedad y ni una sola sombra. Afortunadamente Cozumel tiene gente maravillosa y entre los voluntarios y las familias completas que salen no solo a ver sino a pasar agua, coca cola, hielo, etc. la carrera se hizo más llevadera.
Mi estrategia era sencilla ¨aguantar¨ el paso de Todd, mi compañero de equipo, y uno de los mejores nadadores del circuito, pero en los primeros 200 m. lo perdimos y de allí en adelante trate de darle caza o mejor, no perder más tiempo y aumentar la distancia sobre los demás. Con eso en mente jalé fuerte el primer kilómetro y los únicos que aguantaron fueron Ambrose y Garza. Y aunque trataba de despegarlos no podía, pero tampoco me ayudaban, así que faltando 500 m. opté por pasar atrás y descansar a sus pies. Pero sentía que el paso estaba muy lento, así que los rebasé de nuevo y salí con una leve ventaja en el segundo lugar.
Esta vez hice una transición rápida y Ambrose me pasó a los 4 km. del ciclismo, no pude seguirle el ritmo, así que seguí apretando y al poco tiempo me rebaso Garza, con quien estuve hasta el kilómetro 24, cuando Serrano, nos alcanzó y ambos me dejaron atrás.
Allí comenzó a dar frutos el trabajo mental, no me desesperé, alejé los malos pensamientos y mantuve un ritmo estable y fuerte. Sabía que atrás venía Tejada, quien es un excelente ciclista, me alcanzo junto a un estadounidense con un ritmo demoledor y aunque lo intente, no pude seguirlos.
Continué apretando hasta el pueblo, pero al llegar al centro y debido a la falta de costumbre a la posición en el aerobar (pues estuve el último mes y medio entrenando en altura en las montañas que rodean a Bogotá) y el esfuerzo comenzaron a pasar factura. Sentía los músculos isquiotibiales y los glúteos como si se fueran a reventar y los calambres eran inminentes, así que bajé la velocidad, comí, me hidraté y me tomé unos kilómetros para reponerme.
En los últimos kilómetros me alcanzo Zawaski, quien terminaría en 3er lugar. Cuando lo hizo, yo tenía la certeza que lo alcanzaría, porque el calor era abrumador y la carrera iba a ser para quien pudiera sufrir por más tiempo.
Al bajarme de la bicicleta, no podía correr, el dolor en la parte trasera de mis piernas aumentaba y me comenzó a entrar el miedo de no poder terminar. Por fortuna Brett Sutton, estaba ahí, para, entre insultos y sus acostumbrados ¨cariños¨, darme ánimo y el plan a seguir: debía bajar la temperatura corporal, ser paciente y correr conservador los primeros kilómetros mientras pasaba el dolor y se soltaban las piernas y de ahí en adelante ir aumentando progresivamente.
El dolor en realidad nunca paso, más bien se remplazó por otros y el calor lo opaco. Pude mantener el mismo ritmo durante toda la carrera, claro esforzándome cada vez más para ello, como lo indicaba mi frecuencia cardíaca que iba por las nubes.
Brett no paraba de gritarme que todos se estaban desplomando, en la segunda vuelta, ya no sabía cuántos quedaban por delante y aunque ellos corrían más lento, al final no me alcanzaron las fuerzas para darles caza, al mismo tiempo no sabía quiénes venían detrás, hasta que faltando un kilómetro, un español que reside en Mérida, me pasó, le mantuve el paso por algunos varios metros, pero las piernas no cooperaron más y vi como perdía el lugar, que al final era el 6to y el ultimo para entrar en la premiación en efectivo.
Al cruzar la meta no sabía en qué puesto había quedado… Bueno en Wisconsin tampoco por todos los que me pasaron… jajaja, pero a diferencia del Ironman, esta vez estaba satisfecho conmigo mismo por dejarlo todo durante los 113 kilómetros. Además no podía quedarme sentado, quería regresar rápido a animar a mis pupilos, que terminaron de redondear las buenas noticias, con Alan Carrillo, del programa social de TriCozumel, de 17 en la general, ganando su categoría y el cupo al mundial en su primer medio, con su compañero César en 6to, siendo los 2 mejores locales de todo el evento. John pódium en su categoría, Luis 8avo, los dos mejorando sus tiempos en la distancia a pesar de las duras condiciones climáticas y Carmen terminando su primera media maratón. Para más detalles de sus resultados: www.trisutto.com
Quedo bastante optimista con el resultado, levantando cabeza y listo para seguir luchando por esto que es mi pasión: triatlón!
Mil gracias por su apoyo y demostraciones de cariño después de Wisconsin y durante este evento, estoy totalmente consciente que no estoy en el 100%, al menos físicamente, pero les prometo que seguiré luchando para estarlo pronto.
Iniciando mi carrera deportiva como nadador, la curiosidad de mi papá me llevó a iniciarme en este deporte, triatlones cortos y de distancia olímpica, sin embargo nuevamente la curiosidad me llevó a probar suerte en, lo que es hoy mi vida, la larga distancia, permitiéndome obtener destacados resultados y una carrera como atleta profesional. Adicionalmente soy Entrenador, guiando a otros en el proceso de convertirse en mejores atletas.
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