lunes, 4 de febrero de 2013

MOVIENDOME AL SIGUIENTE RETO: PANAMÁ 70.3




Cuando las cosas no salen bien es difícil escribir el reporte de la carrera, pero aprovechando la demora de 2 horas y media en los vuelos, esperando dentro del avión sin movernos, decidí comenzar a escribir, y aquí encontré la palabra para resumir este fin de semana: MOVIMIENTO, o mejor la falta de él, tanto en la prueba como en la calma con la que viven en Panamá.
La falta de movimiento inició al momento de la partida, a 15 minutos de la salida, salte al agua, como siempre, para calentar, pero el efecto fue el contrario, el agua estaba helada, no sé el por qué, pero fue un shock apenas me tocó.
A los 5 min. De haber entrado al agua ya me sentía muy frío y decidí, entonces, salir y esperar la partida... pero nadie se movía y lo peor nadie decía nada, 10 min después de la hora de salida y nada de nada, así pasaban los minutos y la adrenalina se escapaba del cuerpo. Todos los profesionales tiritábamos del frío por el agua, el viento y la falta de sol.
Comenzaron a decir que 10 minutos más, es decir saldría 7:20 y no a las 6:50, pero en ese momento estaba tan congelado que comencé a buscar con qué calentarme, finalmente encontré una chaqueta de plástico vieja y me la puse. Me calentó por unos 10 minutos más, hasta que dijeron que ya salía la prueba, me la quite y comencé a moverme, aún no me calentaba, pero estaba positivo porque seguramente había podido ahorrar algunas calorías más que los demás.

Sin embargo el atraso continuo, seguía húmedo y tiritando. Finalmente salimos 7:50 am, es decir estuve 1 hora y 15 minutos sintiendo un intenso frío... Sí, es cierto, todos estábamos en las mismas condiciones, pero aunque trate de sacar lo mejor de ello, mi cuerpo no respondió al frío y nunca pude calentarme, ni seguir al lote de punta. Al final de la natación había perdido un poco más de un minuto y apenas subí las escaleras hacia la transición me sentí totalmente tenso, como un robot, no podía moverme apropiadamente y a los pocos que les gane en el agua me pasaron en los 300 m de la transición.
Al subirme a la bicicleta no pude seguir a nadie y era como si estuviera en un cuerpo prestado, casi que perdía el equilibrio y no iba a ningún lado, me calmé y pensé que sería un largo día.

La ruta del ciclismo es bastante dura y permite demostrar quién es quien, como a mí me gusta, pero este no era el día y, en ese punto, ya no perdía segundos sino minutos y por montones. El positivismo se iba y volvía, como yo-yo, pero al final terminó por esfumarse y nunca pude lograr un ritmo de carrera decente. Desde la silla del avión creo que me rendí muy pronto, pero una cosa es aquí en el avión y otra en medio de la carrera. Rodé solo todo el tiempo y perdí incontables minutos.

Salí a correr a más de 4 minutos de la punta y en el 18avo lugar, nada motivante, pero era la situación y solo me quedaba aprovechar la oportunidad y tomarla como una buena sesión de entrenamiento y, aunque, lo más fácil era retirarme, parar el sufrimiento, no cocinarme por el sol y quizá no ser alcanzado por las mujeres (que arrancaron 5 minutos después) debía pelear la última batalla. Así al final del día para rescatar me queda el atletismo, pues aunque no tenía velocidad, al terminar sentí que tenía el fondo suficiente para aguantar otros 15 km a ese paso, lo que me dejó ver que voy en el camino correcto y estoy bien enfocado para el Ironman de Los Cabos.

Terminé desanimado, pero no derrotado, porque sé que Brett Sutton tiene para mí un plan de 4 años que apenas va por el séptimo mes, así que no hay afán, sino mucho por aprender y corregir, como que la confianza está bien pero no en exceso, estaba súper seguro que saldría en la punta de la natación y cuando el frío y las condiciones no se dieron no tuve un plan B y, en estas distancias, la improvisación, la planeación, la paciencia y el coraje, como el que demostró Óscar Galindez, quien a sus 41 años nos destruyó a todos, son la clave para triunfar. Además del coraje demostrado por todos mis amigos, compatriotas, conocidos y no conocidos que terminaron y los que no terminaron, pero que dieron su 100%, hasta qué el cuerpo no respondió.
Espero escribirles buenas nuevas después de Cabos, sé que así será, no es que este confiando, es más bien saber que el trabajo que he puesto en cada día de entrenamiento durante toda mi vida y especialmente en estos últimos meses y, aún más, en las últimas 8 semanas.
Mil gracias por los mensajes, el apoyo y toda la energía que me envían en cada carrera. Cuando compito sé que me están acompañando con su energía y oraciones, y por eso no importa lo que pase, cuenten con que siempre voy a terminar todo lo que comience, no sólo cada carrera (si no es por algo que realmente no se pueda solucionar) sino este sueño desarrollar todo mi potencial y, si con eso puedo ser campeón mundial bienvenido, pero si sólo me da para ganar algunas carreras, pero lo di todo, seré la persona más feliz y orgullosa de mi mismo... Por eso mismo creo en el Team TBB...The Best you can Be.

Bueno este avión como que finalmente se movió...