jueves, 16 de diciembre de 2021

IRONMAN 70.3 CARTAGENA: LA FIESTA DE TODOS




 

Ironman 70.3 Cartagena es sin dudas el triatlón más importante del país, había estado desde la barrera en tres oportunidades y, siempre, observaba como se vivía una fiesta para los triatletas y espectadores, esta vez no fue la excepción.

Hace una década era impensable un evento Ironman en Colombia y eran pocos los eventos en Latinoamérica para competir, el calendario se reducía a México y Estados Unidos, por lo que las carreras en el área eran más competitivas.

Esta pequeña introducción es para agradecer a los organizadores del Ironman 70.3 Cartagena por traer un evento, de esta talla a Colombia, pero con el mejor ánimo constructivo quisiera invitarlos a pensar en la importancia de los deportistas profesionales.

Sé que Wilber Anderson, organizador de Cartagena, cuando producía eventos en Miami y en otros países, como el MIT y el Ironman 70.3 Miami, le apostaba a que fueran los mejores a competir en sus eventos, entre ellos campeones mundiales como Bozzone, Cave, Raelert, Kienle, entre otros. Esto le daba estatus a la carrera, atraía patrocinadores, espectadores y atletas. Por el otro lado, también conozco que su socio, Edwin Vargas, fue atleta élite y sabe lo complicado que es hacer esto como profesión.

Para no ir muy lejos este año en Cozumel se ganaron la lotería teniendo, nada más y nada menos, que, al Campeón Olímpico, Christhian Bluemmenfelt, oportunidad que desperdició Texas, nunca se sabe quién pueda aterrizar en cada evento y Cartagena y Colombia merecen seguir siendo una gran vitrina.

Desconozco la razón para no incluir a los profesionales en esta edición, sé que tuvieron un comienzo difícil en 2016, cuando los líderes se perdieron y los organizadores debieron asumir su responsabilidad realizando dos premiaciones en efectivo, para quienes completaron la mayor parte del recorrido de carrera y quienes hicieron la mitad del recorrido, sin embargo, le siguieron apostando a los profesionales hasta 2019.

El domingo al escuchar a David Guete animándome (3ro en 2016 en una de las clasificaciones y 7mo en 2019), no podía parar de pensar que él debería estar corriendo y aprovechando la gran ventana que es el Ironman para así poder conseguir apoyos y continuar creciendo y dejando el nombre de Colombia en alto por el mundo.

De la misma forma otros atletas élites colombianos como Diana Castillo, quién ganó en 2017, Carlos Quinchará quién ganó el “corto” en 2016, Rodrigo Acevedo 3ero en 2018 o Alejandro Guzmán que no ha podido debutar como profesional, ya que no hay eventos en el área para los profesionales o los pocos que habían se cruzaron con los compromisos de sus Ligas y debieron conformarse con seguir el evento desde la casa o desde el andén, como David y Rodrigo, mientras que los grupos por edad nos robábamos los aplausos y en esta nueva era de influencers, los likes.

No estoy menospreciando el esfuerzo de los amateurs, su mejoría en los últimos años ha sido increíble y muchos de ellos han demostrado mayor constancia y mejores resultados que, incluso, algunos élites nacionales, lo que como Seleccionador Nacional me preocupa, pero me motiva para alentar a los entrenadores regionales a trabajar con mayor dedicación y pensar en metas ambiciosas, más allá de conformarse con cumplir con su instituto departamental de deportes cada cuatro años en Juegos Nacionales. Bueno, ahora si a la carrera…

De manera general la preparación entre el Ironman Texas y Cartagena fue buena. Dispuse de más tiempo para entrenar, los viajes de trabajo me permitieron seguir el plan o me adapté para poder hacerlo, eso sí, con una que otra locura, como salir del Aeropuerto de Palmira en una escala hacia Bogotá y correr por la carretera media maratón, pasarme unas toallitas húmedas y subirme al avión, para estar de regreso con mis princesas, a la final esta y todas mis locuras, especialmente en aeropuertos, no resultan un sacrificio o un castigo, prefiero mil veces correr sin agua, al sol del medio día, que sentarme a esperar en un aeropuerto.

El día de la carrera llegó sin mayores incidencias, el arranque era rolling start pero, esta vez, quería salir de primero del agua, así que esperé juicioso los más de 45 minutos en fila, que gracias a los demás participantes y sus historias se pasaron rápido. Salté de primero al agua y en el siguiente turno salieron los nadadores de los relevos, algunos de ellos ex nadadores de selección Colombia. Mi idea era pegarme cuando me pasaran y así sucedió apenas a los 100 m., Julio Galofre me alcanzó e inmediatamente fui a sus pies, sin embargo, la adrenalina me empujó a pasar a su lado y luego a partir, para buscar la punta en solitario, que pude mantener hasta el final de la natación.

Hice una transición rápida, quería seguir en punta el mayor tiempo posible, ya no era una sorpresa querer liderar de principio a fin, tal como había sucedido en el Nariño Challenge o en el Ironman Texas, esta vez era el plan de carrera.  Creo que liderar genera unas ventajas extras: escuchar al público, las sirenas de las motos y ver el carro líder mantiene la adrenalina alta, pero, en mi caso, saber que nuevamente Jineth y las niñas estarían en el kilómetro 3 del ciclismo, aceleraba el corazón y las piernas.

Pasaban los kilómetros y no me alcanzaba el relevo (que en mi opinión le quita el protagonismo a la carrera de todos los participantes que lo hacen de manera individual), hasta que fui alcanzado en el kilómetro 26. De ahí en adelante fui yo con mi soledad, pues el carro, las motos y los jueces se fueron con él, pero eso no me quitó la motivación, sabía que esto iba a pasar y ¨lideré¨ más de lo esperado.

Tenía algunos números en mente: promediar 265 vatios y 155 de pulso. El potenciómetro no bajó de los 300 vatios, hasta casi la mitad del ciclismo, que en esta ocasión fue más rápido porque el viento fue leve, todos estos números me sorprendieron, pues durante la preparación las sensaciones no eran las mejores, en contraste con la natación y la carrera a pie. Una vez en el retorno revisé la distancia y marcaba 44.2 km y me dije “bueno esta vez fue más corta”, lo cual no era cierto, los años anteriores también habían sido 88.4 kilómetros de recorrido de ciclismo.

De ida promedié 40 km/h., 150 ppm, 282 vatios y 288 de normalizada,  de vuelta fue más controlado, pero con la ayuda del viento y las bajadas registré: 41.3 km./h., 145 ppm, 253 vatios y 262 de normalizada, así que de regreso hacia la T2 la preocupación fue hidratarme bien, terminar la comida e intentar consumir entre 350 y 400 calorías por hora, para probar si era capaz de aumentar esa ingesta, como ejercicio para futuros eventos.

Entré a la transición y sentí ganas de orinar, lo que de cara al clima que se avecinaba, me mostró que había cumplido con la tarea de hidratarme mucho mejor que en otras ocasiones. No quería parar en el baño y mucho menos mojar los tenis, ya lo he hecho antes y no es buena idea, especialmente cuando toca empacar, así que corrí un poco más lento con la bicicleta en la mano mientras orinaba y en la transición me eché agua encima, esta vez fui muy divo, jajaja.

Salí a correr y lo primero que pregunté fue la diferencia con quienes venían atrás, pero nadie la sabía, el tracking de la aplicación estaba fallando, pero por mi tiempo acumulado,  asumí que debía tener buena ventaja.

Corriendo me sentía como en los bricks que había entrenado, muy fuerte. Estaba compitiendo por primera vez con tenis con suela de carbono y sentía como me ayudaban a despegar rápido del piso, lo que no sabía, pues sólo los había usado unas cuantas veces en Bogotá, era lo inestables que iban a ser en las curvas y la superficie de ladrillo y adoquines.

Así seguí corriendo, sin embargo, uno de los miedos previo a la competencia era perderme en el segmento de carrera pie, lo había vivido como entrenador de Quinchará y Guete en 2016 y nuevamente con Guete en 2018, por lo que los días previos revisé el mapa una y otra vez, intentando memorizar cada curva, afortunadamente, desde que salí a correr tuve una bicicleta guía, quién además de señalarme el camino, corregía a los espectadores y les avisaba que no iba de segundo, sino de primero en la individual, lo que me daba cierta alegría y risa, al mismo tiempo.

En el kilómetro 5 me crucé con Juan Aristizábal, quien me dijo que la diferencia era 7 minutos, que de vuelta aumentaría a 8, tiempo tomado manualmente y que no tenía en cuenta que yo había arrancado antes, pero que era suficiente para darme calma y seguir pensando en correr a un buen paso, pero sin estrés, pues sabía que tenía el tanque para aguantar.

La primera vuelta se pasó rápido y la segunda realmente la disfruté, traté de sonreír a todo aquel que me hacía barra, de animar si me salía la voz y de mantener un buen paso para bajar de las 4 horas, pues por intentar hacer más, terminé bloqueando el reloj y no sabía el tiempo total, sino sólo el de carrera a pie. A los 16 kilómetros me dijeron que tenía unos 10 minutos de ventaja y, de allí a la meta, lo disfruté aún más, porque sabía que nuevamente me iba a encontrar con mi familia en meta e iba a tener tiempo de darles un beso y, emocionado, lo hice, las besé y crucé la meta con la satisfacción de haberlo dado todo.

Después de la carrera mis amigos cercanos me molestaban porque les dije que no me sentía del todo conforme corriendo con atletas que tenían trabajo, hijos y no tenían todos los kilómetros que yo me había metido desde niño, pero no era de sobrador, ni más ni menos, es mi naturaleza competitiva: realista, exigente, de darme duro, a la final Jineth en su sabiduría me dijo: “claro que se te ve fácil, pero no era para nada fácil pararse a las 4 am, rendir en el trabajo, seguirle la cuerda a dos niñas pequeñas, cumplir con las cosas de casa y, además, sacar adelante todo el entrenamiento, disfrútalo, porque todo lo difícil lo hiciste antes de pararte en la línea de salida.”

Esto sólo para decirles que, si hacen esto por salud, por amor al deporte, por hobby, el puesto debe ser secundario, porque el único rival a vencer es usted mismo. El rival es la persona en el espejo, la que madruga y hace peripecias con su tiempo para cumplir con sus metas, al mismo tiempo que saca adelante todas las obligaciones de la vida real.  No se pueden sentir menos porque les gana alguien, un conocido, amigo o compañero de entrenamiento y, mucho menos deben compararse  con otros que han tenido otras oportunidades, que conocen este deporte desde hace mucho o con atletas que, a pesar, de llamarse amateur, tienen la oportunidad de entrenar en cualquier momento del día, sin tener que cumplir un horario de oficina, que viven del triatlón y que su trabajo es entrenar, comer, recuperarse y trabajar en sus redes.

Felicidades a todos los que se pararon en la línea de salida del Ironman 70.3 Cartagena, la recompensa está en la tranquilidad de sus corazones.  Haber llegado ahí fue un gran reto y terminar la competencia, sin importar el resultado, todo un privilegio.

Ahora sí que vengan los buñuelos y la natilla!

Por último y para culminar quisiera invitar a los organizadores a proponernos dos tareas en aras de que este evento y el triatlón en Colombia sigan creciendo:

1.       Abrir las puertas a los deportistas profesionales o élites, pues necesitamos una Mariana Pajón o un Nairo Quintana del triatlón, para que este deporte realmente despegue hacia el alto rendimiento en Colombia.

2.       Invitar a las marcas y patrocinadores a apoyar no sólo a quien tenga más seguidores en Instagram, sino a quienes demuestren resultados en los procesos de desarrollo y rendimiento, a la final el aficionado termina creyendo en quien rinde y da resultados, aun cuando compre e invierta en su propio material, que en quien promociona un producto, sólo porque recibe un incentivo por hacerlo.

Me pongo a disposición para aportar mi experiencia en beneficio del deporte que amo.

 


6 comentarios:

  1. Excelente andres, pero lamentablemente hay una gran cantidad de obstáculos para que empresarios que tenemos la disposición de creer en estos eventos logremos tener avales de ligas o la misma federación... para creer en los deportistas también se debe creer en los empresarios. Un abrazo y desde mi parte total admiración por todo lo que logras como atleta y coach

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  2. Hola Andrés, leerte me inspiro mucho, gracias por compartir tu experiencia, admiro que tengas hijos trabajo y familia y puedas dar este resultado tan asombroso, escribe mas seguido porfavor y definitivamente el reto es con uno mismo! Saludos

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