jueves, 24 de mayo de 2012

2012 Florida 70.3: Por El Buen Camino.

Más de un mes fuera del país y el cierre no podría haber sido mejor, otro top 5 en un IRONMAN 70.3

Este evento me trae grandes recuerdos y progresos. La primera vez que corrí fue en el año 2007, supuestamente como profesional, me inscribí como tal, pues creía que por competir en Colombia como elite y en las copas panamericanas, ya estaba listo para partir al lado de los mejores en esta distancia, desafortunadamente ese día, en Orlando, me aterrizaron, hice 4 horas 33 minutos, quede entre los últimos pro y 57 en la general; con ese recuerdo regrese al año siguiente como ¨AGE GRUPER¨ y quedé de 2° en mi grupo por edad y 19 en la general con 9 minutos menos respecto al año inmediatamente anterior, lo que me clasificó al mundial de IRONMAN 70.3 y después de esa prueba decidí darme otro chance con los profesionales, para competir contra los mejores, como siempre me ha gustado.

En el 2009 aunque mejore 10 minutos quedé de 24° en la general y 23 en los pro, pero ya sentía que iba por buen camino, aunque tenía mucho por aprender. Al siguiente año fui noveno con 4:03 y el mejor tiempo personal de ciclismo, hasta ahora, pues al siguiente año soplo bastante y este año el recorrido lo cambiaron y hubo más subida. El año pasado quede de quinto a menos de 9 minutos del ganador con 4.02.01 y este año seguí la tradición de mejorar y quedé cuarto con 4.01.08, un poco más lejos del ganador, pero con la satisfacción de seguir con un rumbo fijo hacia el objetivo de ganar un evento de la serie Ironman.

Este año, al igual que el pasado, me sentía seguro, no tan relajado como el hacía un año, ya que competí en St. Croix dos semanas antes, en un terreno muy exigente, pero con la certeza que debía estar en el top 5. En la natación he venido recobrado la confianza y ceo que en esta tenía mucha, tanta que al principio deje un espacio pensando que lo recuperaría fácil y esa diferencia se fue aumentando hasta llegar a un minuto, algo que no estaba en lo presupuestado.

Pero en términos generales me sentí bien, nade fuerte y pude salir de tercero con una ligera ventaja para hacer una transición rápida y esperar a que Lance Armstrong pasara en la bicicleta y estar listo para seguir su estela. Lo segundo no ocurrió, me alcanzó a los 3 kilómetros aproximadamente y bastaron un par de curvas para alejarse y perder por completo su referencia, su paso fue bestial y aunque mi plan incluía morirme y estar con él el mayor tiempo posible, me fue humanamente imposible.

Quedé con Mauro Cavanha, corredor de distancia olímpica que este año está incursionando en 70.3, y de quien sabia que debía cuidarme en el atletismo, sabía que debía dejarlo en la bicicleta, al igual que a Maxim Kriat, especialista en esta distancia y de los mejores corredores del circuito, quienes me alcanzaron al poco tiempo y comenzamos a tomar turnos al frente, pues sabíamos que adelante estaba la carrera. David Khan y Francesco Godoy habían salido un minuto adelante y sabiendo que son muy buenos ciclistas y atletas promedio, debíamos alcanzarnos.

Seguimos trabajando de esta forma hasta que un neozelandés que compite eventos olímpicos con y sin drafting nos alcanzó, puso un paso bastante fuerte y hasta la mitad del ciclismo no se quitó de la punta. Por momentos perdía la referencia y volvía a descontar. Sabía que iba a resistir y pasé un par de veces, con el objetivo de lastimar las piernas de los otros, hasta que el paso del neozelandés fue mayor y Cavanha no resistió más y quedamos sólo tres.

Con el paso de los kilómetros me sentía más fuerte hasta que en el kilometro 60 pasó lo impensable y la palanca del tensor se soltó, y quede en el cambio más fuerte, 53/11, el único arreglo era sostener la palanca con la mano en el cambio deseado, pero la tensión en el brazo era bastante, pues la guaya siempre estaba jalando. De ahí en adelante no dejaba de mirar los kilómetros, cada uno era eterno y la tensión cada vez mayor, no sólo en el brazo sino en la cabeza. Contra ella fue una batalla aparte para no perder el paso y no tirar todo lo hecho hasta ese punto a la basura, me decía a mi mismo que no iba a perder esta oportunidad de estar en el pódium y que afortunadamente he contado con suerte y casi nunca tengo desperfectos mecánicos, que no podía ser desagradecido y rendirme a la primera.

Los últimos 5 kilómetros aumentaron bastante el paso, pues el segundo y tercer puesto estaban a menos de 20 segundos y perdí algo de tiempo, que afortunadamente recupere en la transición, pero aun así salí de sexto del parque de bicicletas, con las piernas cargadas por el esfuerzo de las colinas y los saltos inesperados en los cambios. En la primera milla alcance a Kahn, que siempre me ha ganado y al neozelandés. Godoy y Maxim iban a unos 20 segundos. Eran tres vueltas, la primera la corrí muy bien, pero en la segunda las piernas me comenzaron a pasar factura. Recordaba el libro que estoy leyendo que dice que el cuerpo siempre tiene más para dar pero la mente es la que lo frena, y me ayudo por momentos, pero en otros no podía mantener el paso. Al comenzar la tercera vuelta iba a un poco más de un minuto del tercero, pero ya no lo veía por la cantidad de gente que ya comenzaba a hacer su primera vuelta de atletismo. Mantuve un buen tiempo, mire varias veces el reloj, la barrera de las 4 horas era posible de romper, pero al final me quede corto, pero satisfecho del lugar y muy contento de poderlo compartir con Jineth y con la familia Valdés, quienes me han apoyado durante todo este año para alcanzar logros como este.

Como notas mentales me quedaron: nunca confiarme en la natación y seguir entrenando las salidas fuertes en el agua, tratar de pasar esa línea del dolor por periodos más largos, lo que solo se logra con entrenamiento, así que ha “sufrir” un poco más en el entrenamiento. Muchas gracias a mi entrenador Oswaldo, a la familia Valdés, no sólo por la ayuda monetaria a través de su fundación Tres Hermanos, que ayuda a alejar a los niños de las drogas a través de la educación y con este nuevo proyecto a través del deporte, sino por su calidez humana y su compañía.

Gracias a mis patrocinadores, Mack Cycle, PowerBar y Aqua Sphere. A mi equipo 226 y todas las personas que me siguen por las redes sociales y me envían la mejor energía del mundo. Y a cada amigo que hago después de los eventos, que me reconoce en el recorrido y me grita frases de apoyo, que en ocasiones no tengo fuerza para responder. Y por último, y más importante gracias a Dios por la fortaleza y por guiarme por el buen camino.






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