miércoles, 28 de junio de 2023

LA TERCERA: THE NARIÑO CHALLENGE 2023

Cada una de las versiones de The Nariño Challenge ha tenido un significado distinto, la primera fue el regreso a la competencia, la segunda, la preparación para cumplir el sueño de competir en Kona, y la tercera, la de la paciencia y la espera.

Desde hace un poco más de un año tenemos con mi esposa, Jineth, un proyecto en mente, pero diferentes factores, sobre todo el económico, no ha permitido trazar un cronograma claro para este, hemos ido adelantado algunos aspectos, pero, aún,  sin mayor claridad del calendario exacto, lo que se ha convertido, para esta pareja de psico rígidos, en una lección de paciencia.

A la espera que este proyecto se materialice, he tenido la cabeza entretenida con un nuevo reto para cerrar el primer semestre: Nariño 2023.

La preparación fue adecuada y en el camino pude hacer un par de carreras: Endurance Challenge Barranquilla y el Ironman 70.3 de Lima, pero no fue igual de intensa como el año pasado, tener un sueño, como ir a Kona, te da energía extra y te justificas para robarle tiempo al trabajo y a la familia.

Dos semanas previas a la carrera estuve con mi equipo, Tempo, entrenando en la piscina olímpica y en la ruta de Girardot a Nariño, sabía que iba a ser caliente, por lo que el campamento incluyó un par de charlas sobre estrategia de competencia y alimentación, para esta última contamos con el apoyo y conocimiento de Jean Pierre, de Enervit, quien nos aclaró dudas sobre nutrición antes, durante y post competencia.

El día de la carrera, se hizo largo, arrancar cerca de las nueve y media de la mañana, cambia los horarios de desayuno y alimentación, pero no los hábitos, así que a las 4:30 am ya tenía la primera taza de café en la mano.

Compartí carril con Cristian Moreno, Eduardo Acevedo y para mi alegría con Arturo Guzmán, pupilo de 18 años, el plan era salir controlado y mantener un paso de 1:15 a 1:16/100 m. para que el menor de los Guzmán, saliera lo más adelante posible. Primeros 25 metros y Andrés Montoya, ya me llevaba unos 5 m. pero no me afané, me pegué al plan y paulatinamente fui descontando, hasta que en los 400 m. lo igualé, con Arturo a los pies, todo bajo control, sin embrago, en el giro para completar los 500 m. pasando a Cristian y Eduardo, se queda un poco Arturo; trato de no acelerar y mantener el paso, para que Arturo regrese, se ve que lo intenta, pero ese par de metros no se acortan.

Me entra la duda, frenarme y que vuelva o seguir, pensaba si freno y lo jalo de nuevo, ¿Cómo se verá?, además recordé que en algunas carreras cuando era junior, esa era mi función en el equipo, llevar al líder del equipo a la punta, pero también al ver al paso que íbamos, 1:15, él iba a hacer un esfuerzo mayor al que teníamos presupuestado, que era entre 1:18 y 1:19, y créanme, un segundo a esa intensidad puede hacer la diferencia, entre estallarse o no. Así que decidí seguir.

Salí del agua en 23:48, 15 segundos más lento que el año pasado, pero esta vez había nadado solo, en 2022, compartí carril y el trabajo con Montoya hasta los 1000 m. cuando decidí atacar. La transición fue rápida, pero no así los primeros metros del ciclismo, me encontré tráfico en el semáforo que conecta la piscina con la vía principal, esquive un par de carros y seguí con mucha precaución esos dos primeros kilómetros, ya que no llevaba moto escolta y no llevé, hasta faltando 18 km.

Mi objetivo era hacer 2:15, un minuto más que en 2022, siendo consciente que no tenía las piernas del año pasado, me concentré como siempre en el pulso, de mantenerlo cerca a 150, cuando bajaba de 145, apretaba, casi no me fijaba en la potencia. No me sentía empujando bien, pero tampoco cansado o lento, hasta que di el primer giro en U, primero tranquilidad porque Eduardo Londoño y Arturo ya iban a 2 minutos, Jean se mantenía a 4, pero preocupación cuando vi muy cerca a Acevedo y Felipe Echeverri, unos 5 minutos, hacía cuentas en la cabeza y decía, no puede ser a ese paso me van a llegar, me han descontado como 4 minutos.

No entre en pánico, sólo me preocupe en seguir comiendo e hidratando, la segunda un poco difícil, porque por el calor había tomado más Isocarb del que tenía presupuestado y en la primera estación, aunque tome una caramañola de agua, esta venía a la mitad y caliente, tocaba administrarla para pasar los geles, así fueran líquidos. En la segunda estación de hidratación baje la velocidad para asegurarme de recibir agua, quería refrescarme, pero de nuevo media botella de agua y caliente. Nada, esas eran las condiciones para todos, y apostaba a que las decisiones, como irme con casco abierto, iban a jugar a mi favor al bajarme a correr.

Un retorno eterno hasta llegar al parcial de Sonora, del kilómetro 49 al 54 aproximadamente, el que traté de ganar, no pude, pero me ayudo a entretener y subir el paso, ahora iban casi todos los contendientes cerca y en cierto grado, yo solo y vulnerable adelante, ya que cuando no se tiene referencia de alguien al frente, es más complicado mantener el ritmo, ya sea a 10 o 12 metros (aun así tiene un efecto aerodinámico). La diferencia se acercaba a 4 minutos y medio y cuando di el último retorno al kilometro 71, vi que la diferencia ya era menos de los 4 minutos y que Felipe había reventado a los demás, menos a Jean, que lo seguía a unos 20 segundos.

En esos últimos 19 kilómetros el viento pegaba en contra, sabía que iba a ser así, que no podía fijarme en la velocidad, sino en concentrarme en bajar la cabeza y mantener la intensidad, ya la FC iba sobre 150 y luchaba por no bajarla, al kilometro llego Conejo en la moto de juzgamiento y me dio frases de aliento, un refresco después de tantos kilómetros en solitario.

Finalmente, la transición, abro la bolsa y no había piernas para cambiarme de pie, me siento, lo hago lo más rápido posible, pensando en que esta parte también cuenta para el segmento de carrera a pie y, así, ganarme los tenis, cosas que se piensan en carrera para mantener la motivación.

Arranqué fuerte, paso el primer kilometro en 3:49 y las piernas parecen responder, me cruzo con un pupilo, Diego Ospina y recuerdo que les dije: si nos vemos sonríen, así que sonrió y saqué fuerzas para animarlo. Llego a la primera estación y finalmente la añorada agua fría, que parece no bajar la temperatura, que a esa hora marcaba 38 grados, aunque la sensación térmica era mucho mayor.

En la siguiente estación cojo de a dos bolsas, pero no veo los vasos de hidratante y, no los vi durante toda la primera vuelta, si estaban, pero no los veía. Doy el giro en el kilometro 2.6 y el pie derecho se me va, los problemas de algunos tenis de carbono, la inestabilidad, siento que me hice daño en los dedos, pero no hay tiempo para lamentarse; a lo lejos veo a Felipe, calculo el tiempo y son 4 minutos, quiere decir o lo mantuve en la bici en los últimos 30 km. o le aumenté en estos kilómetros de trote.

Paso de nuevo por la báscula, Juan me grita la diferencia, 3 minutos con Felipe en la transición, eso me tranquiliza, quiere decir que le aumente entre la transición y los primeros 3 km., luego veo a Jineth, que me pregunta que quiero (en esta carrera está permitido pasar bebidas y comida en el segmento de carrera), recuerdo que tengo hidratante en una botella, pero no iba a alcanzar a pasármelo, así que grito que Coca Cola, muy temprano para tomarla, pero necesitaba saborear algo.

Además el pasar por la báscula era como un oasis, tanto por los gritos, como por las familias y equipos que, sin distinción, pasan agua, hielo y dan ánimo, especialmente ver a mi equipo corriendo de lado a lado, los pupilos que ya habían cruzado su meta y con medalla puesta  siguieron marcando PR para darnos lo que tuviesen a la mano, gritarnos y ayudarnos a llegar a la meta de la mejor manera posible.  

Siguientes kilómetros en control, bajé el puente para llegar al retorno, que hago con cuidado para no lastimar el pie y me doy cuenta que no está bien medido, que por más que me griten PR, no va a ocurrir, serán 23 largos e interminables kilómetros.

Reviso de nuevo la diferencia y mantengo los 4 minutos con Felipe y he ganado tiempo sobre Jean, las fuerzas aún están, a esta altura, ya me he tomado 2 de los 3 geles de 30 gr. que tenía presupuestado y me queda el de cafeína.

De nuevo por la báscula, Jineth, las niñas, los pupilos y acompañantes del equipo me vuelven  a apoyar, última vuelta, toca cerrar esto.

A los pocos kilómetros las piernas comienzan a pesar, el paso se sube, ni el gel de cafeína aliviana la carga, estoy entrando en crisis, giro a los 15 kilómetros, hago cuentas y Felipe me ha descontado unos 15 segundos, ese escenario no estaba en mis cuentas, los siguientes 2 kilómetros son de lucha mental, ya quiero terminar, pero de nuevo el ánimo del equipo me da energía, recuerdo que es sólo dolor, que esto terminará pronto y que tengo un colchón de tiempo suficiente, así que me pongo como meta no perder el parcial de carrera, si son sólo unos tenis, pero es mi parcial, debo ser el mejor corredor, así como en la natación que no la premian, pero que siempre quiero ganarla.

A los 16 km. Diego Ruíz me pasa un gel, la energía vuelve, recuerdo que ya lo he hecho antes en competencia y en entrenamiento, me repongo, y acelero. Último retorno y Felipe se mantiene en el tiempo, debo acelerar y lo hago, me pasan hielo y una botella helada, que me refrescan del calor infernal que esta haciendo a medio día.

No espero al último kilometro para acelerar, porque sé que ese parcial de Adidas, último km., no lo voy a ganar, ni lo quiero disputar, porque prefiero tomarme unos segundos y pasar con mis hijas en los brazos, pongo esa imagen en mi mente y a fondo hasta la meta, donde me esperan emocionadas, Martina y Macarena, para cruzar, por tercera vez, en primer lugar, la línea de meta. Que alivio¡

Agradecido con el resultado, con mi esposa por seguir apoyándome en estas locuras y por vivirlo intensamente. Muchas gracias a Sergio, Nathy, Juan y todos los organizadores de Nariño, saben que llevo esta carrera en el corazón y por eso vuelvo. Gracias a las familias de todos los participantes, sin ustedes habrían muchos DNF y a quienes me apoyan como Gio de Paramo y Jean de Enervit.

Como siempre cuando me siento a escribir estos blogs intento hacer un análisis profundo tanto de la carrera, como de la preparación, esta vez la lección fue ¨confiar¨ en lo que soy como atleta, más allá de la indumentaria y los elementos, durante las últimas semanas al rodar con el equipo, veía como algunos me superaban con sus bicis de última tecnología, con ruedas de disco y me entraban dudas, pero si comparo mis datos de 2021 y 2022, con los del sábado pasado me doy cuenta que baje cerca de 24 vatios en el promedio y la potencia normalizada y promedie 3 pulsaciones menos.

Muchas veces nos fijamos en las situaciones externas cuando la solución sólo está en el interior, seguramente para ver algo de los números del pasado tendré que organizarme mejor, por ejemplo, sacrificar una sesión de natación y reemplazarla por bici, este año he disfrutado mucho nadar y teniendo fácil acceso a la piscina, le he dado prioridad (Gracias Javier y familia).

De nuevo al día a día, a seguir trabajando y entrenando, para preparar las siguientes carreras, que por ahora serán: Topman, Golden Challenge y Ironman 70.3 Cartagena, mientras espero que se acelere el proyecto que me viene quitando el sueño.

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