A un día de volver a Colombia y después de esta mini gira por Estados Unidos, me encuentro con sentimientos divididos, por una parte, la alegría y las ganas que tengo de ver a mi familia, amigos y especialmente a mi novia; y, por la otra, sé que me va a hacer mucha falta Boulder, la tranquilidad de entrenar a cualquier hora sin preocuparse por el tráfico, los robos o estar sujeto a entrenar dependiendo del clima, de los horarios de los sitios de entrenamiento, que no siempre son los más adecuados, y la falta de apoyo del estado.
Bueno, pero para no hacerlo más largo, aquí va lo que fue este último medio:
El recorrido hasta Buffalo Springs comenzó el martes 21 de junio en la tarde, salimos con Luis Vargas y su familia en un RV (una camioneta que se convierten en una pequeña casa) y viajamos 4 horas y media hasta Ratón, Nuevo México, allí pase mi primera noche en un RV y al siguiente día viajamos por otras 8 horas hasta Buffalo Springs.
El viaje resultó bastante largo pero el miércoles era día de descanso así que resultó perfecto el viaje así.
De jueves a sábado terminé de hacer la tarea que tenía programada y con el pasar de los días me sentía más suelto y el cuerpo se iba olvidando de las 6 horas y media en bici del jueves y los 42 km. que había corrido el viernes inmediatamente anterior, pues no tenía otra alternativa que sumar kilómetros para Frankfurt, entre Kansas y Buffalo.
La carrera como lo dije en el anterior blog cambió totalmente en los últimos días, paso de ser una ganable, con la que me ilusioné y soñé, a una carrera muy dura y de muy buen nivel, pues con el paso de los días el Start list cambió radicalmente. Eso me chocó un poco, pero pensé en lo que había escrito y lo que ha pasado en los 70.3 previos: ¡Nadie gana de nombre!
Al llegar a reconocer el recorrido de ciclismo el viento que hacia y la velocidad del mismo (25mi/h) me sacó de carrera. El viernes monté con Diego Corredor, un amigo de Colombia, y el viento no me dejaba pedalear tranquilo, la bici se movía de lado a lado, y entré en lo que denominé ¿SERÀ?, ¿SERÁ que las ruedas son de perfil muy alto?, ¿SERÁ que me van a dejar en las bajadas?, ¿SERÁ que voy a quedarme solo en el ciclismo?. Así, mi misión durante las 48 horas previas a la carrera fue dejar de pensar “¿SERÀ?” y pensar en “¿PORQUÉ NO?”, ¿porqué no uso el viento a mi favor?, etc. y esto me ayudó para que el sábado, en la última montada en el recorrido, me sintiera más fuerte y seguro.
La carrera debía comenzar a las 6:25 am., más temprano de lo habitual, debido al calor, la máxima estaba pronosticada para alcanzar los 109° F., algo así como 43°C., pero para la hora del atletismo no iba a mantenerse, se iba a aproximar a los noventas. Así, además de adelantar la salida, unieron las olas de salida y colocaron tiempos mínimos más rápidos para terminar cada segmento, todo esto previendo que la temperatura estuviese muy alta y queriendo evitar la deshidratación de muchos triatletas.
Aun así, arrancamos dos minutos tarde, lo que se vio reflejado en los tiempos de natación, es por eso que los tiempos de natación y final tienen dos minutos más en la categoría profesional, no sé porqué nunca se los descontaron.
La natación comenzó más lento de lo habitual y me confié de eso, pensé que sería perfecto para mí, ya que me cuesta cuando salen tan duro desde el pitazo inicial, en lugar de salir rápido y tomar la punta desde el inicio, como en los viejos tiempos, lo que hice fue dejarle la responsabilidad a otro y en un descuido se fueron cuatro en punta e hicieron ventaja.
Me puse al frente para tratar de alcanzarlos, algo que nunca ocurrió y si me costó bastante esfuerzo, pues aunque alcancé a dos, salí de tercero del agua, jalé a muchos buenos corredores y cuando trate de correr en la transición no lo pude hacer tan rápido como debía.
Pero algo cambió en la bici y a diferencia de otros 70.3 donde salgo y desde el inicio pierdo la punta, esta vez, como era subiendo, les comencé a descontar a James Cotter, ganador de algunos eventos 70.3 gracias al trote y Gavin Anderson de Boulder, como a la mayoría de los top 10.
Detrás venia Joe McDaniel, quien me había ganado en Kansas en el trote, pero que normalmente sale más distanciado en el agua y Brent Poulsen, que en los últimos tres 70.3 me ha llegado muy cerca por la remontada que hace corriendo. Así que trate de no desesperarme, pues atrás estaban los mejores como Michael Lovato, múltiple campeón Ironman al igual que Raynard Tissink, de Sudáfrica, 5to. en Kona el año pasado y que actualmente entrena en Boulder.
Al kilometro 15 iba de cuarto y podía ver la punta, aunque todos íbamos distanciados como unos 50 m., en ese momento pasó Tissink y ninguno pudo responder, el paso era demoledor. Luego nos pasó Peter Clode, y aquí cometí el segundo error, me confié de quienes iban adelante, asumí que le iban a seguir el paso, pero no fue así y dejaron que él se fuera. Debí pasar al frente y no lo hice, por un lado me faltó arriesgar y por otro me dió miedo de quedar en el medio y no llegar a la punta y recibir una tarjeta roja por eso.
Como a los 25 km. quedé con Cotter y Marsh, un triatleta joven y fuerte en la bici, y Poulsen ya se había quedado. En ese momento pasó Lovato y esta vez sí salí por él, pero no pude mantener el ritmo. Así que me enfoqué en mantener mi pulso cardiaco entre 152 y 160 y no preocuparme por nadie, pues sabía que el final del ciclismo era muy duro y en esa parte podía ganar unos minutos y debía llegar con algo de reserva al trote, que era decisivo, por el calor, el viento y los repechos.
Puse paso como hasta el 32, luego Marsh pasó y me di cuenta que ninguno de ellos dos (Marsh y Cotter), estaba rodando fuerte, así que a los pocos kilómetros, cuando cogimos el viento de frente de nuevo, pasé y traté de irme pero ellos seguían ahí, hasta que comenzó una subida de más o menos 6% de inclinación y casi un kilómetro de larga, donde los pude sacar un poco e irme solo; eso fue como al 60.
Nunca había vivido eso de dejar a la gente en la bici, en una carrera de estas, y se siente bien.
Faltando 25 kilómetros sabía que venían unos 18 km. de bastante viento, pues con Diego lo habíamos revisado los días anteriores, y sabia que no me podía desesperar ni bajar el paso. De esos 18, los primeros 8 son por una carretera angosta y llena de desniveles, como si el pavimento se retorciera del calor. Esa parte fue durísima pues no solo era mantenerse derecho por el viento sino estar tranquilo cada vez que la bicicleta saltaba y los apoya codos se bajaban por la fuerza de los golpes.
Después de salir de esa tortura, seguía una recta corta, una colina y otra recta larga hasta entrar al parque, también con viento de frente y en partes cruzado. De todos esos 18 kilómetros estoy orgulloso, sin importar el tiempo del ciclismo, pues pude mantenerme en la posición aerodinámica, no me desconecté de la carrera y me sentía fuerte.
Llegué a la transición de 8vo. y aunque en el ciclismo los veía, en la transición no había rastro de los de adelante. Los primeros 3 kilómetros fueron inusuales para mí, normalmente me bajo de la bici con las piernas sueltas y rápidas, pero esta vez iba ahogado y pesado; con unas ganas inmensas de parar, caminar o retirarme.
Luché contra eso, dejé de mirar el reloj e intenté mantener un paso estable mientras me recuperaba.
En esa parte el viento estaba pegando fuerte y habían unos repecho minúsculos pero que partían el paso totalmente. El recorrido era casi una vuelta al lago y luego subir para salir del cañón en donde queda el lago.
La paciencia dio fruto y a los 5 km. antes de comenzar a subir vi al séptimo, Clode, y cuando íbamos coronando esa subida lo vi caminar unos pocos metros y volver a correr, así, esperé a la bajada, casi un kilometro, para pasarlo muy fuerte y dejarlo. Aunque dio la pelea y en la subida que seguía no se me había apartado mucho; eso fue al km. 7.5, donde se comienza una recta de 3 km. en falso plano, con viento en contra y calor. Dicen que es muy parecido a la parte del Energy Lab en Kona, pues también hay una planta de energía, un paisaje desértico a lado y lado, el calor brota del piso y uno puede ver donde van los demás.
Más adelante en la recta vi al sexto, y comencé a apretar, aunque el paso no fuera muy rápido, si iba descontando. Tomé el tiempo en el giro en U, e iba a menos de un minuto, en ese punto llevaba 44 minutos para la primera vuelta, alto para 10.5 km, pero razonable para las condiciones. Así que lo puse como objetivo y de vuelta empecé a soltarme, a sacar todo lo que he entrenado y a descontar.
Cuando salimos a la recta, estaba a menos de 20 segundos y en la bajada a unos 15, finalmente, en la subida lo alcancé, apreté, para no darle esperanzas y seguí, pidiendo por un milagro, que el quinto se muriera, pues estaba fuera de los premios. Y aunque paso, efectivamente el quinto bajó el paso notablemente, no fue suficiente, pero si lo fue para que de atrás no me cogieran, corrí en 41 minutos la segunda parte y puse un pie en el mundial de Las Vegas.
El tiempo final fue 4.11.15 a menos de 10 minutos del ganador, que me sacó esa diferencia en el ciclismo y un sexto puesto.
Gané mucha más experiencia y espero corregir los errores.
La carrera súper recomendada, muy bien organizada, aunque dura por las condiciones, cuando se termina queda esa satisfacción de sobreponerse.
Bueno eso fue todo, aunque siempre recuerdo más cosas después de que publico este blog… Muchas gracias a todos los que me apoyan y me siguen a lo lejos, a Luis Vargas y familia, a mi equipo 226, a mi novia manager, a Michael Walch de Asea, a Ann y Geoff (mi familia en Boulder), a Juan Sanchez y Gyasy (mi familia en Miami) y sobre todo a Dios por darme esa fortaleza para no desfallecer en los momentos más duros, pues sin esa fuerza habría podido pasar del 6to. al 10mo. o mas atrás.